jueves, 3 de marzo de 2011



Buscando la verddad

 
 
 

El mundo se parece cada vez más a una habitación cerrada y oscura. Hay mucha gente dentro de ella desesperada por encontrar el interruptor y cuando alguien lo encuentra y enciende la luz, siempre hay alguien también que se dedica a cerrarla.


Es mucha la gente que va desesperada por su existencia buscando la verdad. Esa verdad que los mismos hombres nos han negado durante siglos y siglos esa verdad. El resultado de todas las mentiras que nos han contado sobre los que buscaban el bien para la humanidad, no es otra cosa que el poder.
Nadie quiere que sepamos que el poder no es otra cosa que una ilusión más de las que hay en esta vida. Eso si, el que lo tiene se siente el rey del mundo, pero pobre iluso. La mujer de la guadaña, si alguna vez la habéis visto representada, resulta que tiene las cuencas de sus ojos vacías y por tanto no ve. Resultado final……….que como no ve, igual se lleva a un pobre que a un poderoso.
Es cierto que hay mucha gente que dice estar en posesión de la verdad, lo curioso del caso es que esa verdad es de pago. ¿De que nos sirve vivir esta existencia si para aprender hay que pagar? .

Repasando un poco la Biblia recordaremos que Jesús hizo ver a los ciegos, pero gratis. Y no lo hizo por un sentimiento material, si no que lo hizo para hacernos ver que el hombre es un ser libre. Libre para ver, libre para pensar y libre para vivir su vida. Nadie es de nadie, pero todos estamos hermanados por los siglos y por tanto, lo que es mío, es tuyo y viceversa.
¿Ha de venir nuevamente Jesús a la tierra para recordarnos que nos salvemos de los falsos profetas?, ¿para recordarnos el amor mutuo entre seres de la misma especie?, ¿para volver a recordarnos que esta vida es un simple trámite de aprendizaje?.
Nunca mejor citar el dicho “Negro futuro nos espera”. Y es que el día que aprendamos a abrir la luz de aquel cuarto y evitar que otra mano nos lo cierre, llegará el día en que por fin entendamos que es lo que hacemos aquí. Mientras haya siempre alguien dispuesto a cerrar el interruptor, caminaremos siempre a ciegas por la vida, para que otros con su astucia hagan lo posible para que no veamos sus miserias, sus trampas, su mezquindad y todo aquello que si lo viéramos cara a cara, nos horrorizaría y nos haría ver la auténtica verdad.

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